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Pero este pueblo amarra como el hambre, no se puede vivir sin conocerlo, escribió el poeta refiriéndose a Valparaíso y si hay alguien que sin duda conoce bien la ciudad porteña es el pintor Mario Celedón.

Conocí a Mario una soleada mañana paseando por el Cerro Alegre, allí estaba él en la puerta del Café del Pintor. Estaba acabando un cuadro, tenía su bata manchada de pintura, sus cuadros desperdigados por el suelo y sus pinceles y paleta rebosando de pigmentos brillantes. Enseguida empezamos a conversar.

Me conto que su vida es la pintura, que hace años, en la época de la dictadura de Pinochet, opto por no tener ni esposa ni hijos para así poderse dedicar libremente a pintar, fueron tiempos difíciles pero al menos puedo presumir de vivir de lo que más me gusta, me dijo.

Insistió en enseñarme el interior del Café, todas su paredes están pintadas por Mario y en ellas nos muestra la verdadera vida cotidiana de Valparaíso, todo el interior del Café es un gran cuadro. Me mostro bocetos de algunas de su próximas obras y me comento que a menudo los extranjeros valoran más sus cuadros que los propios chilenos. También me comento que su pintor favorito era Dali y que le encantaría viajar a España para ver su casa- museo en la Costa Brava.

Valparaiso es un museo al aire libre y muchos de sus rincones respiran arte, El Café del pintor es una buena muestra de ello y Mario Celedón tiene mucho que ver en ello.

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