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Foto cedida por Segundo Carreño

Foto cedida por Segundo Carreño «Gundi»

Ya os comenté hace unos días que mientras que duraran estos calurosos días escribiría sobre lugares de clima más fresco, de esta forma intentaría que al menos mientras leéis mis textos os sintierais menos agobiados.

Islandia es un país de geografía extraña y maravillosa, todo el mundo que ha viajado a esta isla ha vuelto enamorado y sorprendido de su naturaleza. Hoy os contaré algo muy refrescante, la gran cantidad de cascadas que hay diseminadas  por todo el país. Todas diferentes y maravillosas, paradas obligadas en cualquier recorrido turístico y que estoy seguro que si alguna de ellas estuviera en algún otro país cobrarían por verlas, en Islandia no, alli la naturaleza se disfruta gratis.

Para explicar porque hay tantas cascadas en Islandia está la geología, que nos dice que esta particularidad se debe a la discontinuidad en los estratos basálticos que forman el lecho de los ríos o a la elevación de la línea costera durante la época postglaciar.

Y ahora alguna de las cascadas que no os deberíais perder si viajáis a esta remota isla. Seljalandsfoss con 60 metros de  caída y donde casi seguro que el omnipresente viento os empapara si os acercáis demasiado, Glymur, la de caída más alta del país con su 198 metros de caída, Gulfoss, la cascada de oro, para muchos, considerada como la más bella del país, Hraunfossar que brota de un banco de lava, Skaftafell, con sus prismas basálticos que se asemejan a un gigantesco órgano, Deltifoss, la más potente de Europa debido a su tremenda caída, Dynjandi que son varias preciosas cascadas escalonadas.

Por último un consejo, estar siempre muy atentos y con los ojos muy abiertos, porque donde hay cascadas siempre hay elfos, al menos eso aseguran los islandeses y de eso ellos saben un montón.

*A continuación os adjunto unas fotos cedidas por mi compañero Segundo Carreño “Gundi”

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