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El Valle de Colchagua está situado a 200 kilómetros al sur de Santiago y en el año 2005 fue considerado como la mejor región vitivinícola del mundo. En mi último viaje a Chile visité este precioso lugar y un par de bodegas de tan afamado valle.

Lapostolle fue creada en 1.994 y es considerada como una bodega “boutique”. Única por su arquitectura con 6 pisos situados bajo tierra, es allí donde se elaboran sus vinos bajo el sistema de gravedad y de forma muy artesanal. Su vino Clos Apalta, emblema de esta bodega, está considerado por la revista especializada Wine Spectator como uno de los mejores del mundo.

Acceder a este inframundo subterráneo e ir recibiendo explicaciones y luego realizar la cata en el santa sanctorum de la bodega es toda una experiencia. Sin duda un lugar único.

Viña Vik, la otra bodega que visité, es una creación y un sueño cumplido de su dueño Alexander Vik. Este noruego-uruguayo recorrió muchos terrenos y tras encargar diversos estudios de tierras decidió que este lugar, a medio camino entre la costa y la cordillera, sería el escogido mejor para elaborar sus vinos. En una tremenda extensión de 4.300 hectáreas solo hay plantadas 400 de ordenadas y cuidadas cepas, el resto es  naturaleza en estado puro.

Héctor Moya, el somelier encargado de acompañarnos en la visita y de realizar la cata con nosotros nos explicó las diferentes variedades y particularidades de cada vino y definió muy acertadamente esta bodega como una mezcla de arte, naturaleza y vino.

Bodegas hay muchas en el valle de Colchagua y cada una de ellas y cada uno de los vinos que se elaboran son muy diferentes, y ya se sabe: ”sobre gustos no hay colores” pero de lo que no hay ninguna duda es que cualquier que visite este territorio volverá muy satisfecho, y por cierto con muy buen sabor de boca.

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