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En Chile, la palabra “ruca” significa vivienda rural, tosca, rústica, pero también es el nombre de un restaurante situado en Rincón de Bucalemu, cerca de San Felipe. Para mí fue un descubrimiento y desde luego se lo recomiendo a cualquiera que viaje a Chile.

Antes de entrar al restaurante se pasa por una pequeña estancia repleto de “Condoritos“, un personaje de tebeo muy popular en Chile desde hace muchos años. Luego se accede al restaurante que inauguro en 1.963 Don Tito Y Doña Zarela para servir su plato estrella en aquel momento, el cerdo cocido.

Los años han ido pasando, la carta ampliándose y actualmente la 4ª generación de la familia es la que se encarga de gestionar el restaurante.

El suelo en La Ruca es de pura tierra, la decoración es una mezcla de infinidad de objetos desperdigados por las paredes como si de una abigarrada tienda de antigüedades se tratara, las sillas están hechas de troncos de madera.  Los platos son ricos y abundantes y tal como me explico Ricardo Figueroa, nieto de los fundadores: “Lo que pretendemos en este restaurante familiar es que nuestros visitantes sientan las tradiciones del campo chileno a través de su gastronomía”.

Aconsejo a los que llegan hasta La Ruca que no tengan prisa en abandonar el lugar, ante la abundancia de los platos toca comer de forma reposada, disfrutar de la conversación y finalmente hacerlo también en el exterior de la música en directo que cantan Elizabeth y Arturo.

Antes de marcharme Ricardo me invito a su despacho y me mostro orgulloso, entre otras cosas,  su colección de maquetas de aviones. Parecíamos dos niños disfrutando del momento. Me regalo una botella de vino, nos despedimos y le prometí volver a La Ruca en mi próximo viaje a Chile.

Por cierto, ya le he conseguido algunos aviones para su colección.

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