Rate this post

Hace más de 20 años alguien que me conoce bien encontró en una feria de libros antiguos un precioso libro titulado, Las expediciones del Coronel Fawcett, lo compró y me lo regaló. Lo devoré de una sentada.

El libro estaba escrito por el hijo pequeño del coronel y era una crónica de las diferentes expediciones y se basaba en los diarios que el propio Fawcett mandó durante años a su familia. Hasta ese momento poco sabia  yo de la vida del insigne y a la vez olvidado explorador ingles.

Nacido en 1.867, pronto se enrolo en la vida militar, fue destinado a Ceylán, norte de África y Malta, se casó muy joven, tuvo 3 hijos y su vida estuvo marcada por la búsqueda de una ciudad perdida en la selva amazónica y cuyos restos, si los encontraba,  demostrarían la existencia de una antigua civilización. En 1.906 pisó por primera vez el continente americano. Había sido contratado por el gobierno boliviano, en calidad de miembro de la Royal Geographical Society, para trazar un mapa fronterizo entre Bolivia y Brasil. Efectuó 9 expediciones y en la última de ellas acompañado por su hijo mayor desaparecieron de forma misteriosa, corría el año 1.925. Numerosas expediciones salieron en su búsqueda, unos murieron, otros también desaparecieron, pero ni rastro del coronel Fawcett. Pronto su búsqueda se convirtió casi en una enigmática maldición y muchas especulaciones se hicieron sobre el caso. Lo cierto es que hasta el día de hoy nada se sabe con certeza de lo que le pudo pasar al concienzudo explorador.

Ayer vi la recientemente estrenada película Z La ciudad perdida. Dirigida por James Gray recrea las andanzas del mítico coronel Fawcett en la entonces inexplorada selva amazónica. Más de dos horas de disfrute. Cine de aventuras en estado puro y que trajo a mi memoria mi primer viaje por la selva amazónica remontando el rio Galvéz en la frontera entre Perú y Brasil en busca de los antaño fieros indígenas mayorunas.

Quizás haya llegado el momento de volver por aquel territorio y navegar de nuevo por aquellos intrincados ríos.

Deja un comentario