Viajes Angulares: Buscando oro en Alaska

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Bateando para encontrar oro

En 1880 la fiebre del oro llegó a Alaska. Hasta allí se trasladaron miles de personas ávidas por encontrar el precioso metal que les cambiaría sus vidas. Una de esas personas fue el escritor norteamericano Jack London, que tiempo más tarde trasladaría a sus libros todas aquellas experiencias vividas en el lejano norte.

La fiebre del oro pasó, pero todavía hoy puede vivirse la experiencia de convertirse por unas horas en un minero-buscador de oro.

Llegué a Fairbanks e hice caso al refrán, “donde fueres haz lo que vieres” y me traslade hacia la draga nº 8, lugar situado a escasos kilómetros de la ciudad para realizar esta actividad. Me explicaron el funcionamiento de este artilugio, subí a un tren minero adentrándome en una antigua mina de oro y también tuve la oportunidad de batear con mi plato metálico las cenagosas aguas en busca de las ansiadas pepitas.

La paciencia tuvo su recompensa y por supuesto encontré oro. No fueron unas cantidades que pusieran en peligro el precio mundial del metal pero si lo suficiente para abandonar Fairbanks camino del Parque Nacional Denali, mi próxima parada, con la satisfacción de haberme convertido en un buscador de oro durante unas horas.

 

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