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Vista de la bahia

Vista de la bahía

Siguiendo nuestro viaje por el archipiélago de las islas Marquesas en la Polinesia Francesa a bordo del Aranui arribamos a la pequeña Hiva Oa.

Era una de las islas, que desde el principio de la navegación, tuve más interés en visitar. Allí se encontraba un pequeño cementerio donde reposaban los restos del francés Paul Gauguin, uno de mis pintores favoritos desde hace muchos años.

Paul Gauguin tuvo una azarosa y complicada existencia donde la pobreza, la falta de amor y de salud condicionaron su vida. Siempre vivió sorteando obstáculos y enfrentándose a los dimes y diretes de una sociedad que nunca le entendió, quizás lo único que consiguió, más allá de dejar un legado artístico único, fue morir en el lugar remoto que él mismo escogió, un paraíso perdido. Allí crearía la Maison du Jouir, la casa del goce, una pequeña y sencilla cabaña de dos plantas donde llevó una austera vida basada en la pintura.

Meses antes de morir escribió: «Esta noche pasada soñé que estaba muerto, y cosa curiosa, era precisamente el momento en que me sentía feliz”. Él mismo pidió ser enterrado en el cementerio de Atuona. Murió el 8 de mayo de 1903, con 55 años.

Tras bajar del barco comenzamos una excursión por un camino bastante resbaladizo, los trinos de los pájaros nos acompañaron mientras subíamos y subíamos hasta llegar a Belvedere donde hay una magnifica panorámica de la bahía.

Luego desandamos el camino y llegamos al cementerio, el privilegiado enclave del camposanto, situado en una pequeña colina, goza de unas vistas preciosas. Hice algunas fotos y me senté  a leer unas páginas del libro de Vargas Llosa, El paraíso está en la otra esquina. Qué mejor lugar que este para disfrutar de la buena literatura del Nobel peruano sobre la vida del pintor primitivista y su revolucionaria abuela Flora Tristán.

Desde allí me dirigí al pueblo donde está el Centro Cultural Gauguin con reproducciones de sus pinturas, fotos, paneles explicativos  y también una reproducción a tamaño real de la “casa del placer.”

Pero Paul Gauguin no es el único personaje famoso enterrado en el cementerio…

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