Viajes Angulares: Cuevas de Bingling

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Hace ya bastantes años, viajando por las desérticas tierras de la Ruta de la Seda en China, descubrí las cuevas de Mogao en Dunhuang. Fue una agradable sorpresa que guardo como uno de esos momentos viajeros memorables.

Llegué a aquellos oasis perdidos sin apenas saber nada de lo que me iba a encontrar. Internet todavía no existía y yo tampoco disponía de mucha información sobre aquel legendario territorio.

Confieso que hace apenas unas semanas volví a vivir de nuevo aquella sensación al visitar, las para mi desconocidas hasta ese momento, Cuevas de Bingling, en la provincia de Gansu.

Las cuevas de Bingling, cuyo nombre en tibetano significa 10.000 Budas, fueron construidas al final del siglo III y solo es posible acceder a ellas en barco, lo que hace su visita todavía más fascinante.

Tras una navegación de aproximadamente 1 hora se topa uno con un paisaje sobrecogedor de escarpadas agujas de piedra enmarcadas por verdes colinas. Hay que dar un corto paseo, de apenas unos minutos desde la zona de desembarque para llegar a una preciosa puerta flanqueada por dos dragones protectores. A partir de ese momento toca recorrer un paisaje repleto de cuevas horadadas en la roca. Las cifras indican la magnitud del lugar, mas de 200 metros de largo, 183 cuevas, 694 estatuas, 82 esculturas de arcilla y más de 900 metros 2 de murales pintados.

Sin duda la joya de Bingling es un gran Buda de piedra sentado con más de 27 metros de altura. Impresiona su tamaño y su majestuosidad.

Tras las fotos de rigor, me detuve un momento junto a una extraña piedra de extraños colores que según cuenta la leyenda al tocarla se cumplen los deseos. Yo pedí para que este recién comenzado viaje por China se desarrollara satisfactoriamente y sin duda Buda cumplió, porque vaya viajazo tuvimos.

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