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Este fin de semana y recién llegado de Chile  tocaba ir a Bilbao de trabajo. Ha sido un sábado y domingo lleno de actividades, reuniones y presentaciones,  pero ya dice el refrán: “Que las penas con pan son menos” y en esta ocasión si en vez de pan ponemos “pinchos“ pues se hace todo mucho más llevadero y gratificante. Me encanta salir de vinos por Bilbao y comer esas joyas de la gastronomía vasca que son los pinchos. Un cocinero dijo hace tiempo que los pinchos son “cocina en miniatura “, totalmente de acuerdo. Los pinchos en Bilbao no son sólo un aperitivo, son mucho más. Los hay muy elaborados, algunos sorprendentes por la mezcla de ingredientes, y otros sencillos pero no por ello menos sabrosos. En este pequeño espacio no podre nombrar todos esos bares-templos donde deleitarse,  asi que tan solo daré algunas recomendaciones tras muchos viajes a la capital vizcaína. En la Calle Santa Maria, aunque hay varios me quedo con Gatz, y en la Plaza Nueva, en pleno Casco Viejo, cuesta decidirse, hay tanta variedad, pero aquí van tres con solera,. Gure Toki, Zuga y La Olla. Por último os diré que me considero  “gildainómano” es decir amante de las “gildas” ese pincho clásico, compuesto de aceituna, anchoa y piparras (guindilla verde), es un bocado exquisito. Por cierto, alguien me hablo de un garito interesante, el Corto Maltes. Soy amante de las aventuras del legendario marino, y aunque en esta ocasión no me dio tiempo a visitarlo ya tengo un buen pretexto para volver a Bilbao.

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