La curiosa historia de las escaleras de colores de Estambul

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Antes de viajar, merece la pena conocer las historias y curiosidades populares de las ciudades que visitamos. Hoy viajamos a Turquía, para conocer una de las escaleras de colores con la historia más peculiar. La colorida subida fue obra de la persona que le da nombre: Huseyin Cetinel; y era así de llamativa. Decimos “era” porque ha sufrido bastantes cambios, por muy diferentes motivos. 

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Huseyin Cetinel era un hombre que vivía en el mismo barrio en que se encuentra esta escalinata de piedra, en el distrito Beyoglu, en la parte europea de la capital turca. Ya jubilado, un buen día se le ocurrió que podía darle un toque colorido al barrio y encontró en la restauración de las escaleras su nuevo pasatiempo. Este ingeniero retirado, invirtió entorno a unos 600€ en dar al barrio el toque de alegría que consideró que necesitaba. Durante cuatro días, llevó a cabo las labores de pintura, que, a su fin, dejaron maravillados a los vecinos y visitantes del lugar.

Lo que comenzó como una idea para darle un toque alegre al barrio, se tornó rápidamente en un ir y venir de opiniones totalmente opuestas, ya que la escalera mostraba los colores del arco iris, los mismos que forman la bandera LGTBI+. Por su chocante colorido y su parecido casual con este símbolo, las escaleras comenzaron a extenderse por las redes sociales a una velocidad vertiginosa, desatando emociones de todo tipo.

La sorpresa llegó una mañana, cuando la escalera amaneció de su color original. Todo el trabajo de Cetinel había desaparecido para volver a dejar paso al gris habitual. Comenzaron así una serie de movilizaciones y protestas que se conocieron popularmente como la Revolución del Arco Iris.

El Ayuntamiento de Estambul, que primero negó ser causante de la desaparición de los colores, terminó por reconocer la labor de sus servicios de limpieza para “normalizar” la zona. El problema era que una vez que se había conocido la nueva cara mucho más colorida del lugar, los vecinos no querían volver al triste gris original. Como método de protesta, los sectores más activistas de la ciudad decidieron pintar también las escaleras de otros barrios.

La historia de la escalera de Cetinel, por suerte, tiene final feliz. Tras un verano de manifestaciones en el barrio y la ciudad -sumadas al clima de inestabilidad política que vivía en ese momento Turquía-, el consistorio decidió devolver el colorido a las escaleras. Así, el propósito de Cetinel, “que la gente sonriera”, siguió su curso.

En la actualidad, ya no existen estas escaleras como tal. El distrito de Beyoglu ha sufrido reformas y una de ellas fue la reconstrucción de esta escalinata. Eso sí, la esencia de su autor se mantiene ya que los colores siguen estando presentes en ellas.

 

Los destinos a los que viajamos están plagados de historias curiosas y sorprendentes, que consiguen darles toques auténticos, pero en las que no solemos detenernos. Turquía es un país apasionante, situado entre dos continentes, con una riqueza cultural única y mil y una historias que no te dejarán indiferente.

 

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