Egeria, una hispana que en el siglo IV peregrino a los lugares santos de la Biblia y que dejo plasmadas sus peripecias en el considerado como primer libro de viaje español. Ibn Battuta, viajero musulmán del siglo XIV y que tras veinticinco años de viaje regreso a su Marruecos natal para exclamar:”como en casa en ningún sitio”. Juan Sebastián  Elcano, un barco, el Victoria, y 18 hombres de los 237 que partieron de Cádiz y que fueron los primeros en dar la vuelta al mundo demostrando que la Tierra era redonda. Martin Frobisher, contrabandista, pirata y descubridor, ya que como dice el refrán: lo cortés no quita lo valiente. El explorador danés Vitus Bering y cuyo nombre lleva un mar, una isla y el estrecho que separa Asia de América. El escocés Alexander Mackenzie que en el siglo XVIII cruzo Estados Unidos de este a oeste. El gran Nikolai Przhevalsky que exploro a fondo Asia Central y que no consiguió cumplir su sueño de llegar a Lhasa, la capital del Tibet. El noruego Nansen, para muchos considerado como el mejor explorador polar de todos los tiempos. La infatigable Alexandra David Neel que fue la primera occidental en entrar en Lhasa y cuyo acceso a la ciudad estaba prohibido a los extranjeros.

Y así hasta cincuenta historias y personajes que transitan por el libro, Con las Suelas al viento. Viajeros, eruditos y aventureros, escrito por Martin Casariego y editado por La Línea del Horizonte.

Hombres y mujeres de todas las épocas que con sacrificio y que pasando penurias, penalidades y en algunos casos dejando su vida en el intento, consiguieron o al menos intentaron realizar las expediciones y exploraciones que se habían propuesto.

Quizás para todos ellos que se movieron por geografías lejanas y lugares legendarios se les podría dedicar una de las estrofas de Latex, canción de Enrique Bumbury, “al final, para un hombre de mundo, es muy exótico volver a casa….”

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