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Fue hace ya bastantes años cuando mi amigo Sergio Zagier, propietario de la maravillosa y bien surtida librería World End de Usuhaia, me habló de las fotografía de Martin Gusinde, me enseño algunos libros donde se mostraban aquellas imágenes en blanco y negro y de la historia de aquel curioso personaje.

Martin Gusinde, etnólogo y misionero alemán llegó con 26 años a Chile. Realizó 4 expediciones entre 1.919 y 1924 por la Patagonia y Tierra del Fuego para investigar y documentar la vida de los pueblos que vivían en aquellas inhóspitas tierras australes. Fruto de sus viajes fueron las más de 1.200 fotografías que tomo de los selknam, de los alacalufes y de los yamanas. Pero Martin Gusinde no se conformo con realizar aquel trabajo de documentación, sino que tomo parte de forma muy activa en la protección de aquellos indígenas, lamentablemente hoy desaparecidos, de los intereses y el desprecio de los grandes estancieros. En sus viajes intento vivir como ellos, comiendo los mismos alimentos, durmiendo en las  mismas chozas y participando en sus ritos de iniciación.

Ahora, en mi último viaje a Chile, tuve la gran suerte de coincidir en Santiago con la excepcional exposición, Martin Gusinde, El espíritu de los hombres de Tierra del Fuego.

Sobre las paredes estaban colgadas 147 fotos tomadas por aquel “mankacen”, cazador de sombras, que era como bautizaron los indígenas fueguinos a Martin Gusinde.

Salí de allí contento y triste a la vez.  Contento por haber tenido la oportunidad de ver aquellas maravillosas fotos y triste sabiendo que todas aquellas comunidades indígenas que habitaron aquellas tierras hasta principios del siglo XX fueron aniquiladas y extinguidas por las acciones del hombre blanco y un mal entendido progreso.

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