No sólo de pan vive el hombre

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Pan

Ya lo dice el refrán, “no solo de pan vive el hombre”, pero viajando por Asia Central uno podría pensar lo contrario.

En los coloridos mercados, de los países que antaño fueron el corazón de la Ruta de la Seda, hay infinidad de puestos que venden exquisitas tortas de pan que se denominan “non”. Su nombre proviene de la palabra persa “naan” y son crujientes, suaves, planas, redondas y están hechas con harina de trigo y sin utilizar levadura. Se hacen a diario en hornos de barro y cada
obrador los decora de forma diferente haciéndoles un dibujo sobre la propia masa, esta decoración se realiza con un sello-molde metálico llamado “chekich”. Luego se les da un ligero toque de aceite para que quede tostadita y brillante y se meten al horno. Solo falta esperar.

El pan en todo este territorio, ha sido y lo sigue siendo, no solo algo para comer sino un también un símbolo que se ofrece a los huéspedes en señal de amistad y hospitalidad, nunca se corta con un cuchillo y siempre se hace con la mano y en grandes pedazos, en señal de generosidad.

En muchos de estos países se come con la mano y los “non” sirven para sustituir a los cubiertos.

Y para un viajero curioso como yo, también vienen bien para utilizarlos como pretexto y de esta forma establecer diálogos y complicidades con algunos vendedores que por supuesto posan orgullosos ante mi cámara de fotos.

 

 

 Pan panpan

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