Ópera de Sichuan
No suelo asistir en mis viajes a bailes o celebraciones folklóricas. Confieso que este tipo de espectáculos no es una de mis debilidades, pero la ópera de Sichuan es otra cosa. Así que antes de abandonar Chengdu de camino a casa, me decidí por asistir a este espectáculo tan especial.
Llegamos al teatro bastante antes del inicio, ya que me habían indicado que de esta forma podríamos presenciar como los actores se maquillaban, y la verdad es que mereció mucho la pena poder observar cómo con mimo y paciencia iban decorando sus rostros. También pude ver de cerca sus ricas y fastuosas vestimentas. En seguida nos acomodaron en una pequeña mesa redonda y nos sirvieron té y pipas de calabaza. Curioso ¿cierto? Pero parece que esto es así desde los tiempos antiguos cuando los espectáculos teatrales se organizaban en las casas de té.
La ópera de Sichuan es un espectáculo muy antiguo y casi nunca se conocen los autores de las obras, siendo a menudo los propios actores los que desarrollan el tema imprimiendo su propio estilo. En la obra se mezclan números diversos y también hay parodias repletas de humor, cantos, música, percusiones, malabarismos e incluso algo de espectáculo circense. El público que entiende el chino se lo pasa en grande, el resto también porque el espectáculo es muy visual y colorido.
Uno de los últimos números y quizás el que más me gustó fue cuando los actores con un simple y rápido movimiento de manos cambiaban la máscara que les cubría la cara. Pura magia.
Abandonamos el teatro mientras decenas de farolillos de papel rojo iluminaban la calle, también nosotros parecíamos personajes inmersos en otra época.
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