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Estoy en Santiago de Chile y he superado mi primer terremoto y varias réplicas y todo ello sin graves consecuencias, pero que nadie se asuste, no os hablo de un desastre natural, de esos que suceden con cierta frecuencia en el país austral, sino del trago nacional chileno, compuesto de vino blanco pipeño, helado de piña, fernet y granadina… ¡Una bomba!

El jueves por la noche salí por diferentes picadas santiaguinas,como compañeros de parranda y excelentes guías tuve a Daniel, Jorge y Agustín, sin ninguna duda los mejores.
Las picadas son toda una institución en Chile, se trata de lugares muy auténticos donde sirven comidas caseras sencillas y muy económicas.

Comenzamos por Pancho Causeo, cerca de la estación Central. El lugar es una vieja casona situada en una esquina, sin apenas decoración y regentada por la 5ª generación de la misma familia del dueño fundador que abrió este santa santorum de las picadas chilenas allá por 1.880. Tras cruzar el umbral de la puerta, el tiempo parece haberse detenido, nada ha cambiado en la decoración de este lugar desde hace décadas. Comenzamos bebiendo una frías cervezas Cristal y para comer una “chorrillana” tibia, que es un tremendo plato compuesto de patata cocida, huevos duros, aceitunas, tomate y trozos de carne. Sin prisa pero sin pausa dice la canción, así que desde allí partimos a La Piojera, otra de los clásicas, y quizás la mas famosa de las picadas santiaguinas.

Situada en el centro de la ciudad, junto a la estación Mapocho, es un tremendo local donde la “fauna” que por allí deambula no resulta fácil de catalogar. Abierto en 1.896, dicen que fue el Presidente chileno Arturo Alessandri Palma, quien al ser invitado para que conociera una típica casa donde comía el pueblo, llego y al ver lo insalubre del lugar exclamó: “¿Y a esta piojera me han traído?” desde entonces se ha conservado el emblemático nombre. Y aquí si, aquí probé mi primer terremoto. Los hacen de forma rápida en la barra y se sirven con igual rapidez, es un trago tan bueno y apetecible como peligroso, es de esas bebidas que ayuda a hacer amigos pero también a perderlos, traba la lengua y a la vez convierte en filósofos de la vida a simples mortales. Sin abusar de él resulta placentero, abusando……

(Continuará)

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