Durante años frecuente el CIDAF de Madrid, Centro de Información y Documentación Africana, creado por los misioneros Padres Blancos. Muchos y buenos son los recuerdos que guardo de aquel excelente lugar donde asistí a magnificas conferencias, consulté innumerables libros y mapas en su extensa biblioteca e incluso estudié algo de swahili, también descubrí y compré una piedra negra que durante años me acompaño en muchas de mis aventuras convirtiéndose en un curioso fetiche viajero.

La piedra negra no es un mineral, sino un hueso de las patas traseras de búfalo, vaca o buey y que se utiliza en África, debido a su gran poder de absorción,  para neutralizar los efectos de las venenosas mordedoras de las víboras. La preparación consiste en calcinarlo como un carbón hasta que el hueso quede negro y brillante, a partir de ese momento se puede utilizar poniéndolo sobre la mordedura para que vaya absorbiendo el veneno, una vez usado, se cuece en leche durante 2 horas  y queda listo para ser utilizado de nuevo. Según dicen este misterioso remedio funciona y, en su época, era el secreto mejor guardado de los curanderos de las selvas del centro de África.

Y como en esto de los viajes, unas cosas llevan a otras, de África nos vamos a Sao Paulo, Brasil, para conocer el Instituto Butantam.  Fundado en 1.901, en una gran hacienda situada a las afueras de la ciudad, es el principal productor de sueros y vacunas para prevenir las mordeduras de animales venenosos. Cuando lo visite hace años tenía una maravillosa colección de más de 80.000  ejemplares de serpientes y arácnidos que lamentablemente desaparecieron en mayo de 2.010 en un terrible incendio. Aún así merece la pena visitar esta gran área verde y las exposiciones que allí se organizan.

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