Ruta por los Monasterios Pintados de Bucovina

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Rumanía es uno de los países europeos más inexplorados, a pesar de guardar increíbles lugares entre sus fronteras. Hoy, queremos presentaros uno de sus tesoros más sorprendentes: los Monasterios Pintados de Bucovina. Desde 1993, este conjunto de ocho edificios decorados con coloridas pinturas es uno de los atractivos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de característicos monasterios rumanos, que se han hecho conocidos por su decoración exterior. Acostumbrados a las pinturas religiosas dentro de las iglesias, estos ocho ejemplares chocan con los que vemos a menudo y maravillan a los viajeros gracias a sus frescos al exterior. Si tienes pensado viajar a Rumanía, sigue leyendo y descubre cuáles son y dónde se encuentran.

Antes de nada, es importante limitar el espacio en el que se encuentran los Monasterios Pintados. Los ocho más representativos y protegidos por la UNESCO se sitúan entre los Cárpatos y la República de Moldavia; lo que antiguamente formaba la región histórica de Rumanía. Se conocen como Monasterios Pintados de Bucovina gracias a la región que ocuparon desde 1774 hasta la Primera Guerra Mundial, cuando el territorio volvió a manos rumanas. Hoy en día, Bucovina se divide entre Ucrania y Rumanía.

 

Monasterio de Sucevița

A pesar de ser la primera de esta lista, fue una de las últimas que se decoraron en este estilo. Sus formas, figuras y pinturas unen características del arte bizantino, del gótico y de la tradición local. Se construyó en 1585 y en 1601 se decoró con sus peculiares pinturas. Gracias a ser uno de los últimos en engrosar la lista de monasterios pintados, también es uno de los mejor conservados. La visita es un espectáculo gracias al gran número de pinturas que mantiene todavía hoy en día. De entre todos sus frescos, el más valioso es “Escalera al Paraíso”, considerado una de las obras maestras del arte de la zona.

 

Monasterio de Voroneț

Otro de los ejemplos más impactantes gracias a sus pinturas en tonalidades azules. Tanto es así que este color tiene su propia denominación: “Azul de Voronet”. Es el más importante de todos los monasterios de Bucovina ya que fue fundado por el propio príncipe Esteban “El Grande” para celebrar una importante victoria contra los turcos. Sus frescos datan de 1547 y resultan tan sorprendentes que este monasterio se conoce con el sobrenombre de “la Capilla Sixtina del Este”. Entre sus pinturas se representan pasajes de textos de la Biblia como el Génesis, pero el más reconocido es el Juicio Final, una colorida versión del fin de la humanidad que maravilla a los viajeros expertos en arte.

 

Monasterio de Humor

Fundado en 1530 por el canciller Toader Bubuiog y decorado cinco años más tarde, en este caso, el Monasterio de Humor hacer honor al Tránsito de la Virgen. Es uno de los ejemplares más antiguos de la zona. Predominan los tonos marrones y rojizos y muestra representaciones del Sitio de Constantinopla o el Juicio Final, entre otras escenas. Para quienes quieren disfrutar de la vista de la iglesia desde las alturas, en el patio se encuentra una torre defensiva construida en 1641 desde donde se puede observar el edificio.

 

Monasterio Moldovita

El Monasterio Moldovita, junto con sus toscas y seguras murallas, es, quizá, el ejemplo más claro de la función defensiva de algunos de estos edificios, sobre todo los que se encontraban en zonas más fronterizas. Se conoce como “La Anunciación” y fue fundado en 1532 por Petru Rareş, hijo de Esteban “El Grande”. Predominan los tonos dorados y azules, aunque su rasgo más característico es el porche de la entrada, con sus tres imponentes arcos.

 

Iglesia de Patrauti

En sus orígenes, Patrauti era un enorme monasterios que fundó Esteban “El Grande” en 1487. En la actualidad, la realidad es que solo queda en pie la iglesia y una pequeña torre. A pesar de que en su construcción es uno de los ejemplares más longevos, sus pinturas no llegaron hasta más de 50 años después, en 1550. Solo se conserva una parte en el exterior de la fachada oeste. En este caso, para disfrutar de los mejores frescos deberemos pasar a su interior, donde se encuentran algunos como “La Cabalgata de la Santa Cruz”.

 

Monasterio de Probota

Durante muchos años, Probota sirvió como necrópolis de nobles y figuras importantes de la zona. Por ejemplo, del mismísimo príncipe Petru Rares, quien fundó en 1530 este complejo religioso. Sus frescos se pintaron en 1532, lo que los convierte en los más antiguos de toda la zona norte. El monasterio cuenta con grandes muros exteriores y, en su interior, ruinas de antiguas estancias.

 

Iglesia de Arbore

Esta iglesia recibe su nombre de Luca Arbore, noble y consejero de Esteban “El Grande”; y también encargado de fundarla en 1530. En este caso, como se trataba de un noble, el edificio es más pequeño que en los casos anteriores y no tiene campanario. De lo que fue el monasterio solo se conservan la torre de entrada y la pequeña iglesia. Sus frescos datan del año 1541 y son obra de Dragos Coman, quien eligió el Génesis como tema principal de esta obra.

 

Monasterio de San Juan el Nuevo

Los murales exteriores del Monasterio de San Juan el Nuevo no se mantienen en muy buen estado, pero los visitantes todavía llegan hasta el lugar gracias a la historia que guarda. Se fundó en 1522 y durante un siglo fue la catedral metropolitana de Moldavia. Hoy en día es sede del arzobispado de Suceava y Rădăuți.

 

Además de estos ocho edificios protegidos por la UNESCO, hay hasta una veintena de monasterios pintados en lo que fue Bucovina, por lo que, si os interesa, podréis seguir descubriendo ejemplos de este estilo artístico y arquitectónico.

 

 

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