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Acabo de regresar de Namibia y algo que ya sabía de antemano se ha cumplido con creces. Me ha encantado el país y no me extraña que todos aquellos amigos que conocían  ese lugar del sur del continente africano y con los que hable antes de partir, me confesaron con  unanimidad, no te defraudará.

He visto muchas cosas durante mi viaje pero también se han quedado otras muchas en el tintero, siempre el maldito tiempo y un billete de avión con fecha de regreso impiden a menudo seguir descubriendo paisajes y geografías insólitas. ¡Lástima¡ Por eso, se que volveré a Namibia, al menos lo intentare.

 A modo de aperitivo, aunque en los próximos días os iré contando algunos de mis mejores momentos en este viaje, os adelanto alguno de ellos.

Sobrevuelo en avioneta en el desierto de Namib, en Sossusvlei, paseos por las gigantescas dunas de centenares de metros de altura, la bella arquitectura alemana de Swakopmund, Cape Cross y sus miles de leones marinos tumbados plácidamente en la playa, la inhóspita pero bella playa de la Costa de los Esqueletos, los muy bien conservados petroglifos de  Twyffelfontein, encuentros con las preciosas y elegantes mujeres himba, momentos maravillosos e inolvidables en sus Parques Nacionales con elefantes y sus pequeñas crías, leones somnolientos, hipopótamos, rinocerontes, cebras, antílopes etc, atardeceres de ensueño, esos donde el cielo va cambiando de color, convirtiendo el firmamento en una paleta de pintor, por las noches un  cielo repleto de estrellas y que nos robara horas de sueño ante semejante espectáculo, además y para poder brindar por todos estos atractivos hay unas excelentes cervezas locales. ¿Alguien da más?  y como dije aun quedan muchas cosas en el tintero.

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