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Justo en la linea del Ecuador

A algunos viajeros, entre los que me incluyo, nos produce cierta emoción   pisar, cruzar, atravesar hitos geográficos como son la línea del ecuador, los polos, los meridianos, la línea imaginaria que separa por ejemplo en los Urales dos continentes, Europa de Asia, o en Islandia la placa continental que separa América de Europa. No deja de ser un curioso fetichismo viajero.

Hace apenas unos días he tenido de nuevo la oportunidad de cruzar varias veces la línea del Ecuador, os aseguro que no ha sido nada complicado ni digno de un gran aventurero, tan solo tuve que saltar las veces que quise de un lado a otro de la línea trazada en el suelo. Estaba en Kenia, y por este país africano atraviesa de este a oeste un plano imaginario perpendicular al eje de la tierra y que separa el planeta en dos hemisferios, el norte y el sur. Detuvimos el camión donde viajábamos, descendimos del mismo e hicimos la obligada foto.

No tuvimos tiempo de comprobar el efecto Coriolis, ese que hace que el  agua depositada en un barreño gire en un sentido u otro dependiendo a qué lado de la línea nos situemos. En el hemisferio sur el agua gira en el sentido de las agujas del reloj, en el norte en el contrario.

En ese momento no teníamos agua para hacer el experimento, y estoy seguro que la fría y exquisita cerveza keniata Tusker que me bebí le dio lo mismo hacia qué lado girar dentro de mi estomago.

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