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Cartel de la película

El pasado sábado se cumplió el 60 aniversario del fallecimiento de Humphrey Bogart. Esa tarde decidí ver de nuevo La Reina de África, una de mis películas favoritas. Confieso que también lo hice para ir calentando motores, ya que a finales de mes partiré hacia Congo, lugar donde se rodó la famosa película.

La Reina de África es el nombre de una desvencijada embarcación manejada por el mítico actor, que en esta ocasión interpreta a Charlie Allnutt, un patrón bastante borrachín y que pareciera el mismísimo capitán Haddock, compañero de aventuras de Tintín.

La barca que recorre durante la 1ª Guerra Mundial los intrincados ríos del Congo Belga para llevar enseres a poblados aislados se ve inmersa en una tremenda aventura tras conocer su patrón a una misionera, Rose Sawyer, interpretada magistralmente por Katherine Hepburn.

Una misión es destruida por los alemanes pero la misionera convence al viejo marino para que en su destartalada nave desciendan por un peligroso rio hasta llegar al Luisa, un buque de guerra alemán, con el único fin de destruirlo.

El rodaje de la película se hizo en escenarios naturales y fue dirigida por el gran John Houston en 1.951. Dicen que la caza era una de sus aficiones favoritas, también lo era el alcohol, y la condición  que puso para dirigir la película, fue que esta fuera rodada en África. La película es una trepidante y entretenida aventura, donde no faltan toques de humor y por la que Humphrey Bogart ganó un Oscar en 1.952.

El rodaje de esta película fue muy complejo y se ha escrito mucho sobre todo lo que sucedió en él. Yo me quedo con esa anécdota que cuenta que todos los miembros del equipo tuvieron problemas de salud, fiebres, diarreas, etc. Solo se salvo su gran protagonista Humphrey Bogart, “Bebí tanto alcohol durante el rodaje de esta película que ni los mosquitos se me acercaban”.

Por cierto, me calenté y después también vi El Tesoro de Sierra Madre, otra preciosa película, pero de esta ya os hablaré otro día.

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