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Orilla izquierda territorio tayiko, orilla derecha territorio afgano

Orilla izquierda territorio tayiko, orilla derecha territorio afgano

En el mundo hay unas cuantas carreteras que no deben faltar en un buen curriculum viajero. Las penalidades que se pueden sufrir al recorrerlas siempre son menores que la satisfacción de haber viajado por esos lugares únicos y que a menudo están cargados de leyendas. Entre otras os hablo de la legendaria Ruta 66 en Estados Unidos, de la Ruta 40, esa que recorre Argentina de norte a sur, de la mítica Karakorum Highway que trascurre entre el norte de Pakistán y China o la Carretera de la Amistad que une Lhasa con Katmandu.

Hoy os contaré mi última aventura de la que acabo de regresar, y que no es otra, que haber recorrido la Ruta del Pamir, es decir los 1.252 kilómetros que unen Dushanbe, la capital de Tayikistán con la ciudad kirguisa de Osh.

Esta ruta es muy antigua, quizás de la época de la Ruta de la Seda, y son muy escasas las posibilidades para atravesar las altas montañas de la cordillera del Pamir o del Hindu Kush. El trazado que se recorre actualmente fue abierto al turismo no hace demasiado tiempo y se comenzó a construir con gran dificultad en el siglo XIX durante el Gran Juego que mantuvieron británicos y rusos. A nivel turístico la guerra entre Rusia y Afganistán trajeron como consecuencia el cierre de esta ruta por considerarse un lugar de gran importancia estratégica.

Hoy, a nivel formal, tan solo se necesita el visado tayiko y un permiso para poder atravesar la región autónoma de Gorno-Badakhsan. Todo muy fácil de conseguir.  A partir de ese momento las ganas de meterse en estos berenjenales depende de cada uno, y tanto las mías como las de mis compañeros Xavier y Fernando fueron infinitas. CONTINUARÁ…

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