Valle de Aconcagua

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Conocí a Ricardo Carlos Figueroa el pasado año, visite su restaurante La Ruca y me enamore del lugar.
En La Ruca se come muy bien, pero además en este restaurante se aprecian y valoran las viejas tradiciones, no en vano fueron sus padres los que abrieron un modesto restaurante que con los años fue creciendo hasta convertirse en un referente de las autenticas “picadas” chilenas.

Ricardo colecciona maquetas de aviones y las tiene expuestas en su pequeño despacho del restaurante, cuando me las mostró, su cara era la de un niño feliz, por eso le prometí que la próxima vez que nos viéramos le llevaría algunos aviones de regalo, hace poco, en mi último viaje a Chile, cumplí mi promesa.

Cuando un país como Chile tiene lugares tan emblemáticos como el desierto de Atacama, las Torres del Paine, Isla de Pascua, los canales fueguinos del sur patagónico, el muy literario archipiélago de Juan Fernández y otros muchos más, no resulta fácil hacerse un hueco para atraer a los visitantes extranjeros, y eso le pasa precisamente al precioso valle de Aconcagua que está situado a unos 100 kilómetros de Santiago, la capital chilena.

Pero si en algún viaje a Chile tenéis tiempo no lo dudéis y perderos por este precioso territorio donde el autentico campo chileno se muestra tal como es y donde sus habitantes os recibirán orgullosos. Disfrutareis de sus pequeños pueblos, antiguas iglesias y santuarios, abundantes petroglifos, lugares donde hacer senderismo, cabalgadas o incluso esquiar, también  hay aguas termales y excelentes vinos. ¿Qué más se puede pedir?. Quedáis avisados, el Valle de Aconcagua os espera.

 

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