Tras el texto de ayer de la Isla del Espíritu Santo he decidido seguir un día más por Baja California.
Aunque no soy muy bueno para el cuidado de las plantas ya que no tengo mucha paciencia siempre me gustaron los cactus. En casa tengo algunas de estas preciosas plantas espinosas, no necesitan muchos cuidados y aguantan cualquier clima, ya sea caluroso o fresco, seco o húmedo, justo lo que yo necesito para que no se me mueran.
Hay muchos lugares en el mundo donde poder disfrutar de los cactus, hoy os hablaré de un lugar precioso, Wirikuta Cactus Park en San José del Cabo, al sur de la península de Baja California. Esta península es un autentico secarral, a veces pasan años sin que caiga una sola gota de lluvia, pero por esta característica sus paisajes son salvajes y soberbios, al menos a mi me fascinaron. Esa mezcla de montañas peladas, sin apenas vegetación, los colores ocres de la tierra con algunas manchas verdes y el omnipresente azul del mar convirtieron mi viaje en una singular experiencia paisajística.
Hay muchos cactus en estado salvaje, es la única planta adaptada a este tipo de territorio tan hostil, muchas veces me detuve a fotografiarlos, algunos eran gigantescos, otros no tanto, pero igualmente majestuosos. Uno de los días mientras me dirigía a San José del Cabo vi un cartel en la carretera anunciando Wirikuta Cactus Park, aunque no sabía nada de este lugar no lo dude y hacia allí me dirigí, acerté de pleno. El lugar era una especie de museo al aire libre de cactus, ni más ni menos que 1.500 variedades diferentes y más de un millón de plantas. No había demasiada gente y pude pasear tranquilo y sin agobios a mis anchas. En el lugar han construido tres pirámides con piedras como homenaje a las diferentes culturas mejicanas.
Como no soy entendido en cactus no os puedo explicar demasiadas cosas pero aprovechare para contaros un chiste. Van dos globos volando por el desierto y comienzan a perder altura, uno de ellos le dice al otro “Cuidado, esto está lleno de cactussssssssssss”.
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