Con toda seguridad el espacio natural donde más a gusto estoy es la Patagonia. En esas inmensidades de vientos fríos y corazones cálidos, y tras mis innumerables viajes por aquellos extensos territorios, he llegado a la conclusión, que es el lugar donde anhelo poder retirarme algún día. “Hay paisajes que permanecen en el corazón, suben a la mente y se quedan para siempre fijos en la memoria”

Y si hay un autor chileno que ha sabido escribir sobre ese extremo austral del continente americano ese ha sido Francisco Coloane. Nacido en 1.910 en Quenchi en la isla de Chiloé fue Premio Nacional de Literatura en 1.964 y miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Los protagonistas de sus libros son el hombre que lucha en un entorno hostil y también el propio territorio de la Patagonia Chilena. Climas y tierras duros, adversos  pero admirables y donde las nieves y los hielos hacen que los inviernos sean tan preciosos como largos e inhóspitos.

Otro gran escritor chileno, Luis Sepúlveda dijo de él:“Para mi Coloane fue una revelación porque era la primera vez que me enfrentaba a historias en las que el viento soplaba de verdad y porque me enseñaba que Chile era algo más que el aburrido Santiago, que existía el profundo sur donde la épica era el pan de cada día”.

Hay al menos dos lugares en Santiago, la capital chilena, donde poder comprar libros de viejo, uno está en la calle San Diego  y el otro en una galería comercial repleta de pequeñas librerías cerca de la estación de metro de Manuel Montt, en este lugar adquirí en mi último viaje a Chile a muy buen precio, el libro Antártico que reúne cuentos y relatos inéditos reunidos por su viuda Eliana Rojas.

En sus páginas descubrí una preciosa palabra, “espauto”, que es el surtidor de agua que la respiración de la ballena lanza periódicamente al aire, un detalle más para añadir a mi colección de agradecimientos al gran Coloane.

¡Viaja a la Patagonia!