Donde fueres, haz lo que vieres

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El refranero español es sabio y parece que esa sentencia de “donde fueres haz lo que vieres“ es bastante acertada en esto de los viajes. Al menos yo la cumplí a rajatabla en mi último viaje a Alaska.

Resulta que en agosto de 1896 la palabra oro sonó con fuerza por primera vez en Klondike, en las lejanas y salvajes tierras de Alaska. A partir de ese momento miles de personas se desplazaron hasta allí en busca del preciado metal. Desde entonces, ha llovido mucho, pero todavía es posible ver minas, dragas, pueblos mineros y museos, entre otros lugares, relacionados con aquella época.

En mi caso, me animé a visitar una antigua mina, El Dorado Gold Mine, en la localidad de Fairbanks y de esta manera convertirme en un avezado minero por unas horas.

La mina es grande y tuve que tomar un pequeño tren para llegar al lugar donde batear, allí un minero de largas barbas, que parecía sacado de una película, hizo el reparto de utensilios. A continuación, explicó los pasos a seguir para, sí la suerte nos acompaña, conseguir el preciado oro. Es como jugar a la lotería, lo normal es que no nos toque, pero lo emocionante es no perder nunca la esperanza.

Entre risas y junto a otras personas, movía con paciencia, y para mi gusto con bastante pericia, la bandeja donde se depositaba la arena recién dragada. Se trataba de echar agua en ella y mover de izquierda a derecha en círculo y lentamente, pero con ritmo, e ir sacando el agua con la arena. Si entre la arena salía algo de oro, al ser más pesado, quedaría depositado en el fondo del plato.

Para unas horas esta experiencia resulta divertida y hasta emocionante, pero imagino que no lo fue tanto para aquellos hombres que hora tras hora, día tras día, y durante semanas y meses se dedicaban a tan dura tarea.

En mi caso, conseguí algo de oro, pero la alegría se torno en desanimo cuando lo pesaron y  valoraron. A pesar de todo, lo guardé orgulloso en una pequeña bolsita de plástico y proseguí mi viaje por Alaska sin poder darme un lujo añadido. Aunque pensándolo bien el lujo, ya lo tenía al poder viajar por aquella legendaria región.              

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