San Simeón el estilita

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Ilustración de lo que sería la iglesia de San Simeón

Este mundo de hoy es el mundo de la rapidez, de la inmediatez, de no disponer de tiempo para reposar las cosas. Las lecturas, las redes sociales, internet, Whatsapp, etc. han hecho que todo vaya a una velocidad de vértigo y que las novedades dejen de serlo en apenas un instante. Por eso, hoy he decidido escribir sobre un curioso personaje que vivió sin prisas y cuya historia descubrí en mi primer viaje a Siria en agosto de 1995.

San Simeón el Estilita, nació en el año 390 y vivió nada menos que 37 años encaramado sobre una columna de 16 metros de altura. Murió con 69 años de muerte natural, cosa bastante infrecuente entre los estilitas, ya que la mayoría de ellos morían fulminados por un rayo.

Qalat Saman, está a unos 40 kilómetros de Alepo, y en su momento (no he conseguido averiguar lo queda en este momento tras la cruenta guerra que está viviendo Siria) se podían admirar los restos de la basílica que se construyó para acoger a los peregrinos que acudían tras la muerte del santo y que en el año 985 fue destruida por mandato del emir de Alepo.

También, cuando visite el lugar, pude ver los restos de la columna donde vivió el santo, hasta allí acudían personas de lejanos lugares para escuchar las palabras de aquel hombre, que incluso según decían, hacia milagros. San Simeón no fue un loco, ni un personaje único ya que entre los siglos IV y X decenas de eremitas se instalaban en lo alto de una columna ya que consideraban que mortificando el cuerpo enaltecían el espíritu y que desde ese lugar más elevado podían conversar mejor con Dios.

Cuando visite Qalat Saman la quietud era la dueña del lugar, tan solo me encontré con un guarda que cobraba una ridícula entrada por visitar los restos arqueológicos y unas cabras que paseaban pacientemente entre las ruinas. Esplendor en el pasado y miseria en el presente se daban la mano y quizás ahora, en pleno siglo XXI, tan solo nos queden los libros y las fotografías para conocer el lugar. Inshallah. 

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