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Imagen del exterior del museo. Dentro no esta permitido hacer fotos (2)

Imagen del exterior del museo. Dentro no esta permitido hacer fotos (2)

Hay un museo en Tokio, situado en el parque Inokashira, al oeste de la ciudad, que para poder realizar la visita hay que reservar las entradas con mucho tiempo de antelación, siempre está lleno. Se trata del museo Studio Ghibli de animación. Había intentado en un par de ocasiones conseguir entradas pero no fue posible, y a la tercera, ya se sabe, va la vencida, esta vez sí lo logré.

Al hacer la reserva te asignan un horario y un día de acceso, como si de una consulta médica se tratara,  al llegar hay una tremenda fila de gente esperando para visitar tan mágico lugar. Eso sí, la espera se hace más llevadera porque a escasos metros del museo hay una deliciosa  pastelería donde venden unos suculentos dulces.

Cuando avisan que toca entrar, la emoción se palpa en el ambiente, hay nervios, ha llegado el ansiado momento de acceder a este curioso lugar donde solo entran algunos privilegiados.  Hay muchos niños, pero también gente de todas las edades. La mayoría son japoneses pero también hay algunos extranjeros como yo.

El Studio Ghibli fue fundado en 1.985 y es uno de los estudios de animación más importante del mundo. Muchas de sus películas han obtenido innumerables premios y han sido vistas por millones de personas en todo el mundo. El museo se inauguró en 2.001 y es como una especie de país de las maravillas, un pequeño y fantástico universo repleto de figuras y detalles. El edificio principal es un poco laberintico pero ahí radica también su encanto. Subir, bajar, perderse, deambular sin rumbo fijo y enamorarse de cada rincón de este singular espacio.

Nada más entrar, entregan una curiosa entrada que es un trozo de película de 35 mm de alguna de las películas de Ghibli, cada entrada es diferente y mirando al trasluz se observan las imágenes,  a mi me toco una de Porco Rosso, la historia del emblemático piloto de aviación. Tuve suerte porque para mí, esta es una de las mejores películas de Ghibli. Luego se entra en una pequeña sala de cine donde proyectan algunas escenas de películas del estudio. Luego y ya en completa libertad, se van visitando las diferentes salas, la ambientación y decoración son magníficas y lo mismo pasa con los jardines exteriores.

Antes de abandonar el recinto estuve curioseando en la librería, y os aseguro que es casi imposible salir de allí con las manos vacías, yo desde luego no lo conseguí.

En el museo hay siempre diferentes exposiciones y por lo tanto la próxima vez que viaje a Tokio intentaré una vez más conseguir la entrada para uno de los museos más fascinantes de Japón.

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