Viajo desde que tengo…
Viajo desde que tengo uso de razón. Incluso antes de tenerlo ya lo hacía a través de la lectura y la imaginación. Desde niño anhelé viajar por lejanas geografías en busca de aventuras. Mi sueño era recorrer el planeta y emular a aquellos exploradores, aventureros y viajeros que me mostraban que el mundo estaba ahí fuera esperando a ser descubierto. Más pronto que tarde comencé a realizar mis sueños y me lancé a curiosear por el planeta.
Mi padre nunca entendió mi anhelo viajero y cada vez que le anunciaba mi próximo viaje siempre me decía: «¿Y qué se te ha perdido a ti allí?». Siempre recibía la misma respuesta por mi parte: «Nada, pero seguro que disfrutaré y estaré feliz». Al despedirse, simplemente me decía: «Ten cuidado y no hagas ninguna tontería». Siempre le hice caso.
Con los años me enteré de que en mis largos viajes lo pasaba mal. No tener noticias mías le preocupaba y sufría mucho pensando que me podría pasar algo, nunca me dijo nada y nunca oí una queja por su parte. Su silencio fue una muestra más de respeto y amor hacia mí que con el paso de los años aprendí a valorar. A mi regreso, él que era bastante tragón, siempre me preguntaba: «¿Y qué se come por allí?». A menudo «mis delicatessen» no le convencían y exclamaba: «Desde luego, qué ganas tienes».
El pasado miércoles, con 89 años, falleció de forma repentina. Su corazón dijo «basta» y nos abandonó. Había llegado su hora. Está siendo duro, son días tristes, pero también de emocionados y lindos recuerdos, y sobre todo de agradecimiento y de mucho amor ante mi papá que antepuso mi felicidad a su pena cuando yo partía.
Ahora que tú te has marchado, soy yo quien te pregunta: ¿Y qué se te ha perdido a ti allí?
Descansa en paz campeón.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir