15 de agosto, día festivo

Ayer, 15 de agosto, fue festivo en toda España y también lo fue en India. Allí, se celebró el 71 aniversario de su Independencia del Gobierno Británico.

Siguiendo con los relatos de mis viajes, hechos durante el mes de agosto, fue precisamente en agosto de 1993 cuando llegue por primera vez a India. Lo hice aterrizando en Calcuta, una ciudad que para muchos turistas es sinónimo de pobreza y miseria, y que intentan no visitar, o abandonar lo antes posible. Para mí, en cambio, Calcuta fue una válvula de escape, de tranquilidad e incluso la sentí y aprecie como una ciudad ordenada. ¿Hay algún motivo para tener apreciaciones tan diferentes del mismo lugar? Quizás sí. Yo llegue desde Dacca, la capital de Bangladesh, un país con una extensión algo mayor que Andalucía y que entonces tenía una población de 110 millones de habitantes y cuyo viaje resulto una agobiante experiencia, así que Calcuta se convirtió en un anhelado relajo.

En “la ciudad de la alegría” tuve la oportunidad de conocer en persona a la Madre Teresa, incluso me regalo una pequeña medalla para que me protegiera en mis viajes, que es desde entonces uno de mis fetiches protectores y que llevo en todos mis viajes.   

También guardo uno de mis más agradables recuerdos culinarios. Me alojaba en uno de los muchos hoteles baratos de la calle Chowringhee Lane, cercana al Indian Museum, allí cerca se encontraba Blue Sky, un pequeño restaurante que ojala siga existiendo, y que disponía de una extensa, variada y barata carta de platos. El calor agobiante del lugar también iba incluido en el precio, pero ese no era suficiente motivo para no acudir a tan insigne lugar. Ahora al escribir esta crónica aún lo recuerdo con cariño, porque allí disfrute los que quizás han sido los mejores yogures con miel que he comido en toda mi vida.

En Calcuta, también viví esos días las torrenciales lluvias monzónicas en todo su esplendor, pero eso ya os lo contare en otra ocasión. 

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