El cementerio de Waverley en Sidney
Aprovechando que hoy, miércoles 2 de noviembre, es el Día de los Difuntos dedicaré mi texto a los cementerios. Confieso que me gustan, pero que nadie se asuste, no soy un tipo raro ni morboso, tampoco los busco para realizar extrañas ceremonias ni nada parecido, tan solo y desde hace ya muchos años hago caso a un viejo amigo: “Para conocer bien una ciudad hay que recorrer sus mercados pero también visitar sus cementerios”.
Hoy os contaré de alguno de ellos, uno por continente, aunque el tema es casi infinito.
En América, os propongo el de Recoleta, en Buenos Aires. Situado en el barrio del mismo nombre, un precioso lugar que es casi un museo escultórico al aire libre y donde muchos visitantes acuden para fotografiarse ante la tumba de Evita Perón. Y ya se sabe “el muerto al hoyo y el vivo al bollo” así que muy cerca os recomiendo La Biela, uno de los cafés con más historia de la ciudad porteña.
En África, os sugiero ir hasta la Isla de Saint Marie en la costa oriental de Madagascar donde se encuentra el único cementerio del mundo donde todos sus “huéspedes“ fueron piratas.
En Asia, el cementerio chino de Manila, la capital filipina. Este lugar se convierte los fines de semana en un lugar de reuniones familiares y diversión. Sobre las tumbas de los difuntos se come, habla, se oye música a todo volumen, los niños corretean y juegan convirtiendo la jornada en una verdadera fiesta donde la tristeza está ausente.
En Europa, os propongo recorrer con paciencia el inmenso Pere Lachaise de París. A este lugar, donde es muy recomendable hacerse con un mapa para no perderse, acuden cada año más de 2 millones de visitantes para visitar entre otros la tumba del cantante Jim Morrison, el escritor Oscar Wilde o el pintor Delacroix.
Y por último, viajaremos hasta nuestras antípodas para visitar en Sidney el cementerio de Waverley. Situado sobre un acantilado frente al océano Pacifico, es quizás junto al de San Juan de Puerto Rico, uno de los camposantos con emplazamiento más bello.
Confieso que a pesar de mi interés por estos lugares no tengo ninguna prisa por convertirme en residente en ninguno de ellos, prefiero seguir siendo tan solo un curioso visitante ocasional.
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