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Dibujos de narval en un libro sobre cetáceos

Dibujos de narval en un libro sobre cetáceos

Desde hace muchos años sueño con ver en libertad un narval, ese gigantesco unicornio marino dotado de un largo cuerno. En la antigüedad los vikingos vendían su colmillo, cuyo precio en oro, era equivalente a multiplicar su peso por veinte, confundiéndole con los del enigmático unicornio. Según cuentan las leyendas de la Edad Media, este mítico cuerno, de 4 o 5 metros de longitud, terminado en aguja y estriado en toda su longitud, poseía poderosos y enigmáticos poderes.

Siempre me atrajeron las ballenas y he tenido la oportunidad de verlas en muchos mares y geografías diversas. Me emociono al observarlas nadar libremente, debo traer algo en mis genes que desconozco, pero que provoca en mi un poderoso sentimiento de amor por los grandes cetáceos en libertad.

Pero con el narval es diferente, en este animal se une mi pasión por las ballenas con la atracción por el fabulado y mítico unicornio.

Hace años, leyendo un reportaje en National Geographic donde salían unas preciosas fotos de decenas de narvales emergiendo a la superficie con su tremendo colmillo, como si de una espada defensora se tratara, soñé con ver alguno de ellos “in situ” en los fríos mares del norte.

Meses después me calenté todavía más, cuando visitando la casa de Pablo Neruda en Isla Negra, en Chile, observé entre sus decenas de recuerdos y cachivaches dispersos por las habitaciones un tremendo colmillo de narval.

¿Existe el narval? se pregunta el escritor chileno en su libro Confieso que he vivido, “De su nombre puedo decir que es el más hermoso de los nombres submarinos, nombre de copa marina que canta, nombre de espolón de cristal”.

Los narvales, animales migratorios, se dirigen cada invierno en dirección a Baffin, al estrecho de Davis o al oeste de Groenlandia para pasar alrededor de 7 meses en esas heladas aguas. Pero sé que en verano, de primeros de junio a finales de septiembre es posible organizar una expedición en kayak de mar para verlos en los fiordos cercanos a la bahía de Koluctoo en Canadá.

Aunque no es sencillo, se cómo llegar al lugar y la mejor época para hacerlo, ya solo me falta “un pequeño detalle” para ver cumplido uno de mis sueños. ¿Adivinas cuál?

2 respuestas a “En busca de narvales”

  1. Mar dice:

    No sé cuál es el «detalle» que te falta pero comparto tu sueño por ver el narval y espero cumplirlo.
    Suerte

  2. Carmenfga dice:

    Justo estaba pensando en que quizá me moría sin ver un narval y me angustio tanto la idea que por eso desembarque en esta web.
    No se cual el es ese detalle pero también quiero compartir ese sueño.
    Ojalá nos lo desveles pronto.
    Un saludo y mucha suerte.

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