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en invierno, frío y nieve

Durante el invierno me gusta disfrutar del frío y la nieve, por eso todos los años intento darme una escapada por alguno de aquellos territorios donde una blanca y espesa capa de nieve lo cubre todo.

Hoy os hablaré de mi experiencia en Kirkenes, un lejano y sencillo pueblo noruego situado al Norte y muy cerca de la frontera rusa donde llegué hace algunos años después de navegar en el Hurtigruten por las frías aguas del mar de Noruega. Fueron los últimos días de viaje y los disfrute a tope, no siempre tiene uno la oportunidad de estar en pleno invierno al Norte del Círculo Polar Ártico.

Queríamos saborear la nieve en un entorno de naturaleza y optamos por alojarnos en una sencilla cabaña situada en un precioso y tranquilo bosque. La nieve se encargaba de amortiguar cualquier sonido y todo parecía adormecido. A pesar de las bajísimas temperaturas me sentí feliz paseando por aquel territorio.

Atravesamos variados y preciosos paisajes de un color blanco inmaculado para llegar hasta aquel recóndito lugar en una potente motonieve. Mientras conducía y recibía el viento frío sobre mi cara goce de una maravillosa sensación de libertad. Desde entonces sueño con poder pasar una larga temporada invernal en alguna cabaña aislado de todo.

Sé que el frío, si alguna vez puedo vivir esta aventura, no será un problema, tan solo tendré que hacer caso de lo que dicen los noruegos: “No hay malas temperaturas sino malas vestimentas.”

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