Todo gran viaje empieza por un primer paso
Dijo el poeta chino: “Todo gran viaje empieza por un primer paso” y el nuestro comenzó por Kohima, la capital del estado naga, en el noreste de India.
No fue sencillo ni rápido llegar a esta ciudad enclavada entre colinas. Un par de vuelos internacionales, otro par de vuelos internos en India y finalmente unas cuantas horas de autobús tranqueante circulando por carreteras llenas de curvas y baches para darnos cuenta que casi estábamos en el ….. del mundo.
Llegamos a Kohima de noche y apenas unas cuantas luces mortecinas salpicaban la montaña, la ciudad a esas horas estaba casi desierta. Al día siguiente amaneció temprano, la luz era preciosa y aunque la arquitectura de la ciudad no destaca por su belleza y el tráfico es tremendo, sí pudimos disfrutar del pintoresco enclave de esta urbe situada a casi 1.500 de altitud y rodeada de verdes y frondosas colinas.
Kohima iba a ser durante los próximos días nuestra base de operaciones y como si de un zigurat natural se tratara, fuimos encaramándonos por la ciudad para disfrutar de sus vistas panorámicas. Breve parada para hacer unas cuantas fotos y partimos raudos para el festival Hornbill, pero eso ya os lo cuento mañana.
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