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Hay paisajes que sosiegan el alma, las terrazas de arroz son uno de ellos. He tenido la oportunidad de verlas en Vietnam, Bali o Filipinas pero quizás el lugar donde alcanzan su máximo esplendor sea en la provincia de Yunnan en el sur de China. Esta región, plagada de bellos paisajes y de fascinantes y poco conocidas minorías étnicas, es uno de los secretos mejor guardados del gigante asiático.

Dependiendo de la fecha del viaje, las terrazas, esos escalones construidos de forma irregular tras un laborioso trabajo hecho desde hace muchas generaciones, mostraran características muy diferentes. Yo estuve en otoño y estaban bellísimas, había mucha agua y el arroz todavía no había germinado. Desde hace muchos cientos de años, el hombre ha dedicado  grandes esfuerzos para arrancar pedazos de tierra a la montaña y conseguir de esta forma pequeños espacios donde poder cultivar el arroz. La montaña ha dejado de ser abrupta e inclinada. El agua para regar se canaliza a través de cañas de bambú que serpentean a modo de collares por las laderas de las montañas.

Desde 2013 las terrazas de Yuanyang forman parte de la lista de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Hay varios lugares desde donde poderlas observar con tan solo bajarse del coche, pero en Qingkou hay un centro de interpretación donde se puede comprar una entrada, que por 100 yuanes (aproximadamente 11 euros) permite acceder a 3 miradores situados en Lao Huzui, Duoyshu y Bada, lugares estratégicos y cuyas vistas son privilegiadas. También recomiendo dormir, al menos una noche en esta zona, yo lo hice en Jackie Guest House en el pequeño pueblo de Pugao Lao Zhai, de esta forma y tras el obligado madrugón, se ven unos preciosos amaneceres y como las terrazas van cambiando de color a cada instante.

¡Qué preciosa manera de comenzar un nuevo día por la fascinante Yunnan!

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