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Mapa de las Islas Galápagos con su fauna mas representativa

Mapa de las Islas Galápagos con su fauna mas representativa

Parece increíble pero hubo un tiempo, no muy lejano, que no existían los correos electrónicos, skype, ni “wassap”, entonces los viajes eran, entre otras cosas, sinónimo de desconexión. Las llamadas de teléfono eran caras y en muchos casos muy complicadas hacerlas y las postales, a menudo llegaban a destino después de haber regresado. Se disfrutaba del lugar in situ y no había que estar pendiente del wifi.

Hace años navegué por las Islas Galápagos invitado por mi buen amigo Xavier Serrano. Nacido en el archipiélago, ama y conoce cada rincón de estas islas que son un autentico santuario de la naturaleza. A Galápagos se va a ver fauna en estado puro. A ves, peces, reptiles etc, campan libremente por este inhóspito territorio donde Charles Darwin dio forma a su teoría sobre el origen y evolución de las especies.

Pero en Las Galápagos también existen otras cosas y algunas muy curiosas, como por ejemplo un buzón de correos en la isla de Floreana.

Resulta que al norte de esta isla, antaño refugio de piratas y más tarde escala para los balleneros del siglo XVIII, se encuentra la Bahía del Correo y en ella, y de ahí su nombre, un singular buzón establecido por el ballenero James Colnett en 1.793. Como las campañas balleneras eran largas, 3 o 4 años navegando por los mares en busca de los grandes cetáceos, los marinos no tenían forma de comunicarse con sus familiares, por eso en este barril de madera dejaban sus cartas, cuando un barco pasaba por allí de regreso a casa cogía las misivas allí depositadas y las entregaba a sus destinatarios. Hoy en día la costumbre se mantiene pero ha cambiado un poco el guión. Ya nos son los balleneros los escritores sino los turistas. Dicen que dejando una carta en el buzón, cuando pasa por allí otro turista de la misma ciudad la puede coger, el compromiso es entregarla en mano al destinatario.

Decidí enviarme una postal a mí mismo, que mejor manera para comprobar si funcionaba todavía el invento. Pasaron los meses y cuando ya ni siquiera me acordaba del asunto apareció una tarde en mi oficina un tipo preguntando por mí, quería entregarme en persona una postal, era la que yo mismo había depositado en el Buzón de Correos de Floreana.

En mi caso el sistema funciono, pero lo que ahorre en sellos de correos en Ecuador, lo gaste en cañas en Madrid con mi particular cartero.

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