Viajar en el mes de agosto

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Durante muchos años, antes de dedicarme profesionalmente a esto de los viajes, me vi obligado a viajar durante el mes de agosto, ya que en mi anterior trabajo no tenía elección.

Por eso, he decidido dedicar todos los textos de este mes a contaros algunos de mis primeros viajes efectuados, precisamente, durante el mes de agosto. Confieso que he tomado la decisión recientemente al revisar algunos de mis antiguos cuadernos de viaje. Releerlos ha sido como penetrar en un túnel del tiempo, porque algunos detalles de mis primeras andanzas por geografías lejanas y exóticas los había olvidado.

Comencé a viajar muy joven. Al principio tenía mucho tiempo y poco dinero y por lo tanto el autostop -¡qué tiempos!- y los viajes de tren con interrail o transalpino por Europa fueron la solución. Poco a poco, ese territorio tan cercano y común se me hizo pequeño. Yo anhelaba curiosear por el ancho mundo y convivir con culturas muy diferente a la mía. En ese momento tenía algo más de dinero, tampoco demasiado, y menos tiempo y los viajes para convivir con tribus lejanas se convirtieron en mi prioridad.

Me integre entonces en la Tertulia de los Aventureros, una reunión de apasionados viajeros que nos juntábamos todas las semana en un café, para charlar y organizar futuras expediciones. La primera en la que yo participe fue en agosto de 1986 y la preparamos durante casi un año. Se trataba de un viaje para convivir con los Mayorunas, una de las tribus amazónicas más desconocidas y belicosas, que vivían de forma muy primitiva entre las fronteras de Brasil y Perú, en las inmediaciones del Río Gálvez, un afluente del río Yavarí, en el corazón de la selva amazónica…………. 

 

¿Queréis saber más? CONTINUARÁ en próximas entradas 

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