Ya de vuelta

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Dice el refrán: “no hay mal que cien años dure”. Yo añadiría que tampoco hay ningún viaje por perfecto que se desarrolle que sea eterno. Lamentablemente, se acaban y uno tiene que volver a casa y reemprender las actividades cotidianas. Bueno, pues eso nos ha pasado a nosotros que acabamos de regresar de un fascinante viaje por las legendarias y lejanas tierras chinas de Yunnan y Sichuan.

Conozco bien esas regiones y, en esta ocasión, he tenido el privilegio de acompañar a un grupo de personas ávidas de viajar por ese “Gran Sur”, territorio situado en los confines del Imperio y que, debido a la dificultad de acceso, ha conseguido mantener unas formas de vida muy diferentes al resto del país.

Hemos conocido pequeños pueblos que formaron parte de la legendaria Ruta del Té y los caballos, hemos explorado preciosas montañas repletas de cuevas donde los antiguos peregrinos hacían sus ofrendas y peticiones, hemos visto la fuerza de las aguas del río Yangtze en la majestuosa Garganta del Salto del Tigre. También hemos paseado por la mítica Sangri-La, ese territorio de la eterna juventud creado por James Hilton en Horizontes Perdidos; hemos tenido la oportunidad de asistir a algunas ceremonias en monasterios budistas tibetanos; también de caminar por Parques Nacionales con preciosas montañas consideradas sagradas por los budistas y cuya visita proporciona muchas bendiciones. Hemos disfrutado y mucho con su variada y diversa comida saboreando decenas de sabrosos platos y, por último, como fin de fiesta hemos observado a los legendarios osos panda.

Pero como decía Manu Leguineche, el gran maestro, paisaje y paisanaje deben ir de la mano y complementarse y en este viaje sin duda otro de los grandes atractivos fue el paisanaje.

En los próximos días os iré contando más cosas de este viaje.

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