Albania, ese gran desconocido que te conquistará

5/5 - (2 votos)

A menudo tenemos la sensación de que conocemos Europa demasiado. Nuestros primeros viajes siempre han sido a través del Viejo Continente y, aunque nos encanta merendar a los pies de la Torre Eiffel, fotografiarnos frente al Muro de Berlín o recorrer los canales de Amsterdam; el cuerpo nos pide novedades. Hoy, traemos la prueba hecha país de que Europa todavía tiene mucho que ofrecer. ¿Estáis preparados? Bienvenidos a Albania.

Traducido como “Tierra de Águilas”, Albania comprende un territorio que se encuentra entre Grecia, Serbia y Montenegro. Tras muchos años convulsos, ha sabido recuperarse de todos los reveses y, poco a poco, va atrayendo a más visitantes dentro de sus fronteras. Sus 14 parques nacionales y sus varios Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO son solo una pequeña prueba de que Albania tiene mucho con lo que deslumbrarnos si estamos dispuestos a olvidarnos de los prejuicios.

¿No te lo crees? Sigue leyendo y descubrirás que en Albania se encuentran paisajes para todos los gustos: ciudad, playa y montaña reunidos en estas tres ciudades que no podéis perderos. Nuestra recomendación es que saquéis la libreta, toméis nota y empecéis a preparar la maleta para una nueva aventura. Esta vez en Albania.

 

Tirana

La capital de Albania es una de las ciudades que no puedes perderte. El primer consejo que podemos darte es que la descubras sin ideas preconcebidas. Es cierto que no goza del bullicio de gente de otras capitales europeas, pero esto no tiene porqué ser malo. De hecho, no lo es. En Tirana encontramos el encanto de conocer una ciudad sin tener que hacer colas en cada monumento y con la seguridad de explorarla como un local.

La Plaza de Skanderbeg con la estatua ecuestre en honor al héroe

La Mezquita Ethem Bey

El primer lugar del que debe partir una ruta por la capital albanesa es la Plaza de Skanderbeg, el centro neurálgico del país. Alrededor de ella se encuentran muchos de los edificios más importantes y representativos, como el Teatro de la Ópera, edificios gubernamentales o el Museo de Historia Nacional de Albania con su peculiar mural de mosaicos, que muestra la evolución de la nación. Encontramos también la estatua ecuestre del héroe albanés Skanderbeg, el mismo que da nombre a la plaza, que parece que cuida del lugar y que hace años que hizo el relevo a las dos figuras anteriores: una de Enver Hoxka y otra de Stalin, que se retiraron por diferentes motivos.

Quizá, lo más curioso cerca de la plaza sea la Mezquita Ethem Bey. El pequeño edificio religioso sobrevivió durante los años de comunismo al desmantelamiento de mezquitas en la ciudad, tras prohibir la religión y el culto. Fue en 1991, cuando miles de personas entraron por la fuerza a orar, un hecho que propició la caída del régimen. Justo al lado, se encuentra también la Torre del Reloj, una de las construcciones más altas, desde la que se pueden disfrutar los alrededores a vista de pájaro.

Uno de los edificios más pintorescos de Tirana es su pirámide. Fue diseñada por la hija del líder comunista Hoxka, con el objetivo de alojar un museo en su honor y un mausoleo tras su muerte. Como se puede imaginar, la inspiración llegó desde el antiguo Egipto en un intento por emular la grandiosidad de los faraones. Nada más lejos de la realidad, ya que en la actualidad se encuentra abandonada y cubierta por graffitis; y su cometido ha quedado olvidado, para dejar paso sobre su fachada a un descomunal tobogán por el que se deslizan los niños y niñas albaneses. A pesar de ello, es una visita recomendable, por lo extravagante de la situación. Un curiosidad de la capital digna de contemplar en primera persona.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Otro edificio que atestigua la historia pasada en Albania es La Casa de las Hojas. Desde este lugar, la policía secreta de Albania, conocida como Sigurimi, controlaba las llamadas y los envíos postales de todos los habitantes del país. En el pasado, era un edificio que aterraba a los albaneses. Actualmente, se ha reestructurado como Museo de las Escuchas, para dejar testimonio de todo lo que ocurría entre sus paredes.

Pasear por una ciudad tranquila como Tirana es un lujo que valoraras mucho una vez allí. Con barrios tan peculiares como Blloku, el antiguo barrio de lujo, que solo permitía el acceso a miembros del Partido Comunista, pero que hoy en día rebosa ambiente y da cobijo a restaurantes y tiendas. 

 

Pogradec

Se trata de una ciudad costera de interior, que hará que te maravilles con su naturaleza. Tanto es así, que el lago Ohrid, alrededor del que ha crecido la ciudad, fue declarado hace años Patrimonio de la Humanidad, gracias a su cultura histórica y su fauna y su flora únicas.

Nos encontraremos ante una de las joyas paisajísticas del país, un enclave en el que encontrar montaña y costa, con aire moderno, pero sin perder la esencia del pasado. Viajar sin mapa por sus callejuelas estrechas es la mejor manera de conocer Pogradec y dejarse impregnar por su aura de tranquilidad.

Además de todo lo anterior, que no es poco, conquista porque todavía se puede considerar un lugar casi secreto, ya que el turismo de masas no lo ha descubierto; a pesar de que se organizan estupendas excursiones por el lago en barco.

Una vez en esta zona, podéis aprovechar para visitar también los pueblos construidos en piedra de Vithkuq o Dharda, y el lago de Prespa, frontera natural de Albania y Grecia.

El lago Ohrid con las montañas de telón de fondo

 

Saranda

Nos movemos hacia la zona costera de Albania para descubrir la localidad de Saranda. Este lugar es el primero que conoceréis si llegáis al país en barco o crucero, ya que es donde se encuentra el puerto, a una distancia de unos diez minutos andando. Al igual que el resto del país, se trata de una zona tranquila, aunque con más turistas que los dos destinos anteriores. Saranda cada vez acoge a más visitantes europeos que llegan sin mucha información sobre Albania y se van encantados.

Uno de los atractivos más destacables de la zona es la playa de Ksamil, situada en el pueblo del mismo nombre. Una muestra de que no hay que ir al Caribe para disfrutar de arena blanca, agua azul y vistas increíbles.

Tampoco se puede obviar la visita a las ruinas de Butrint, una antigua ciudad que engrosa la lista de Patrimonios de la UNESCO. Fundada en el 400 d.C., ha pasado por control de los turcos, el imperio bizantino o los griegos y cada uno de ellos ha dejado su testimonio en la ciudad. Podréis disfrutar de mosaicos únicos, teatros al aire libre o antiguas murallas de una fortaleza que os hará viajar siglos al pasado.

Como broche final, una visita a The Blue Eye, un manantial natural que se encuentra en los alrededores de Saranda con un agua tan azul que te conquistará con solo poner un pie en el lugar. Encontraréis una fuente kárstica, situada en las laderas del monte Mali i Gjere que se utiliza como reserva de agua potable para la zona. Aunque la temperatura del agua se sitúa sobre los 10 grados, hay valientes que te animan a darse un chapuzón.

Como habéis podido ir viendo, Albania es un país que guarda muchos secretos. Y no se queda ahí la cosa. Una vez allí, también descubriréis otros tesoros como Gjirokastra o Berat, las dos ciudades albanesas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y muchos rincones secretos que os engancharán. 

Debemos tener en cuenta que hasta no hace muchos años, llegar a Albania era casi imposible. Su férrea dictadura impedía conocer un país que guarda muchos secretos encantadores. Por eso, como recomendábamos al inicio de esta entrada, lo mejor es llegar sin prejuicios, sin pretender encontrar una similitud con otras ciudades o países que hayáis visitado; y a partir de ahí, disfrutar de la aventura.

 

¿Te hemos convencido para visitar Albania?

Pincha aquí debajo ⬇️, descubre nuestro viaje y disfruta de todas las comodidades de la mano de Lufthansa

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja un comentario