Entrevistamos a Simón Elías, que llega al Bilbao Mendi Film Festival para participar en el Panel Talk sobre guías de montaña.
Simón Elías nació el 9 de octubre de 1975 en la Rioja, en la Sierra de los Cameros. Creció entre montañas ya que, a la temprana edad de cuatro años, sus padres decidieron ser los santeros de la ermita de Lomos de Orio, punto habitado más alto de la provincia, bajo las cumbres de Cebollera.
Dedicado profesionalmente a la montaña desde 1995, su ascensión un año antes de los 2000 metros de pared del Meru Norte en el Himalaya de Gharwald le hicieron ganar el premio piolet de oro -máxima distinción del alpinismo español-. Además del Himalaya, también conoce bien los abismos de Yosemite y las tempestades de Patagonia. Actualmente, vive en Chamoníx desde hace tres años donde trabaja como guía.
Entrevistamos a Simón Elías, que llega al Bilbao Mendi Film Festival para participar en el Panel Talk sobre guías de montaña que se llevará a cabo el 15 de diciembre, a las 19:30h.
Defínete en 3 palabras. Montaña, viajes y libros.
Has ascendido al Himalaya, los Andes, los Pirineos, la Patagonia, Yosemite… ¿se puede decir que eres una persona con los pies en el suelo? Soy una persona con los pies bastante en el aire, tanto por mi faceta como alpinista como por mi faceta más literaria. Ambas cosas me hacen sobrevolar constantemente la tierra, la vida; observarla desde otro punto de vista y también, cómo no, caerme habitualmente.
Llegas al Bilbao Mendi Film Festival para participar en el Panel Talk sobre guías de montaña. 
¿Nos puedes hacer un anticipo sobre qué temas se hablarán? No sé de qué vamos a hablar, sólo sé que vamos a estar con dos grandes amigos (en referencia a Oscar Gogorza y Christian Ravier). Christian es uno de los guías de montaña y de las personas que más he admirado en nuestra cordillera pirenaica y en nuestra
profesión por su recorrido histórico. Y yo creo que vamos a tener grandes cosas de las que hablar: de la pasión de la profesión, de cómo dedicamos nuestra vida a ello, de cómo a veces puedes dedicar tu muerte a ello, de lo que es compartir una cumbre con un cliente y que se te caigan las lágrimas… Yo creo que va a ser una charla muy distendida como las que tenemos en casa después de comer, pero con alguna botella de vino menos.
¿Tienes algún ídolo en el que te reflejas cada vez que te dispones a realizar una ascensión? No, yo no creo que tenga ningún ídolo en el que reflejarme ni ninguna imagen en la que apiadarme cuando voy a hacer una escalada. Si tengo que reflejarme en alguien yo creo que es más en mi compañero. Bien sea un amigo, bien sea un cliente. Yo creo que cuando vas a escalar esa persona tiene que ser tu ídolo, el que te va a sujetar al otro lado de la cuerda.
¿En alguna ocasión has tenido que parar porque veías peligrar tu integridad física si continuabas la ascensión? Sí. He tenido que parar en muchas ocasiones, en muchísimas, porque peligraba mi integridad física e incluso porque peligraba mi integridad psíquica. Sí, yo creo que soy más experto en retiradas que en avances; pero bueno, la montaña es así. Yo tengo 40 años y sigo vivo. Creo que hay que celebrar la vida; que te permite vivir así de apasionadamente, de entregado, de desnudo y que te ayuda a sobrevivir: eso es fascinante.
¿De qué ascensión guardas especial cariño? ¿Por qué? Bueno yo creo que guardo un especial cariño de todos los días que estoy en la montaña con mi gente, con mis clientes. Es difícil elegir una, es como si te preguntan a quién quieres más de tus hijos. Yo creo que tengo especial cariño a mi trayectoria, a todos estos años viajando, conociendo lugares maravillosos, compartiéndolos con gente realmente excepcional, y tengo especial cariño a mi vida, a mi día a día. Lo que hago cuando me pongo los crampones o cuando me embarco en un Ferry, como ahora mismo en el Volcán de Taburiente entre la Gomera y Tenerife. Estoy enamorado de esta vida.
¿Qué o quién es lo primero que te pasa por la cabeza cuando logras el objetivo de una ascensión a esas alturas? Pues que estamos jodídamente altos. y que va a ser muy complicado bajarse de aquí. Siempre que llegas arriba de algo se baja, y hay que intentar hacerlo con una relación estable con la gravedad.
¿Cómo ves el futuro de la montaña en España? ¿Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte? Sinceramente no lo sé. Estoy un poco desconectado, no tengo tiempo para todo y me cuesta seguir el candelero del alpinismo. Me cuesta ese lado deportivo de quién es más rápido, quién va más lejos. Yo sé que en Chamonix hay una gente joven magnífica con unos valores alucinantes con los que lo mismo puedo ir a hacer una cara norte que comerme un cerdo asado con tres botellas de vino. Y eso, yo creo que es sinónimo de buena salud.
¿Hasta dónde crees que llegará el límite del ser humano para lograr ascensiones más rápidas y/o más límite? No lo sé. La verdad que lo único que puedo decir es que el único límite del ser humano es la muerte, y yo creo que hasta ahí se va a empujar todo.
Para alguien que quiere empezar en este mundillo, ¿Qué primera cima le recomendarías? Cualquier montaña de los Pirineos, de Picos de Europa, de un macizo tranquilo. Donde haya una relación plena con la naturaleza, con la sensación de salir de lo tradicional, de lo establecido, de lo encorsetado. Una relación plena con tu compañero, sincera, divertida. Yo creo que eso es lo que le recomendaría que buscara a alguien que buscara la montaña. El escenario puede ser Txindoki o puede ser el bar de la esquina. La aventura, el viaje o incuso el alpinismo puede ser un estado mental y es más una cuestión de crearlo que de realizarlo.
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